
La libertad es algo que siempre ha preocupado al hombre. De todo esto habló Erich Fromm en su libro llamado con este mismo título: "El miedo a la libertad".
En los últimos tiempos se ha observado una uniformización del hombre en todos los sentidos, una uniformización del ser humano en cuanto a sus actitudes, su moral, su conducta y casi hasta su pensamiento. Ésto ha creado un cierto "miedo a la libertad", es decir, un temor a salirse de la norma ya establecida y distinguirse de la masa de individuos idénticos que rodean a cada persona.
Este individuo "especial" tiene miedo al rechazo que su conducta diferente puede acarrearle, el aislamiento y la marginación que puede conllevar el mostrar un pensamiento o una actitud innovadora.
Debido a esto, hemos asistido a una progresiva estandarización de los individuos, la paulatina sustitución del "yo" auténtico por el conjunto de funciones sociales adscritas al individuo; esto se expresa con la propensión a la entrega y al sometimiento voluntario de la propia individualidad a autoridades omnipotentes que la anulan.
En cuanto al tema que nos ocupa, este miedo a la libertad se puede considerar como un nuevo bloqueo a la creatividad de cada persona, ya que al perder la propia originalidad y la autenticidad se pierde la espontaneidad que tiene cada individuo y que es fuente de nuevas ideas y conductas, que quedan anuladas en la colectividad.
Debemos tratar de liberar las inmensas energías potenciales del hombre asegurando la expansión de todas sus posibilidades emocionales, intelectuales, creativas...
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