
La creatividad del individuo se desarrolla siempre dentro de un marco social determinado, que le influye y le condiciona a la hora de llevar a cabo sus ideas.
Los distintos tipos de sociedades dan lugar a individuos más o menos creativos, dependiendo de muchos factores. Por ejemplo, en sociedades totalitarias (como las disctaduras) la creatividad queda anulada o, en los mejores casos, constreñida a los deseos de los políticos. Sin embargo, en las sociedades de libre comercio la creatividad es estimulada por la necesidad de destacar y distinguirse para progresar en la escala social.
Además, las manifestaciones creativas puramente artísticas están censuradas en las sociedades totalitarias, cosa que no pasa en los regímenes democráticos, en los que la libertad de pensamiento es ya casi universal.
Dentro de la propia sociedad, la creatividad cumple además unas importantes funciones en campos tan vitales como la educación (creatividad en el trabajo o en la escuela) o la cultura (historias, cortometrajes, publicidad...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario